El proyecto se basa en el pretexto de la nueva línea de metro M2 de Turín. La propuesta de la estación Mole - Giardini Reale no satisface las necesidades del lugar, porque es ajena a su entorno y no responde al nombre de la parada. Dada la proximidad del andén del tren a los Giadini Reale es una gran excusa para situar la estación en relación con el parque y hacer un recorrido que relacione diversos equipamientos para llegar a la Mole, monumento emblemático de la ciudad.

Actualmente, el único vacío en el entorno del monumento es una zona de aparcamiento rodeada de muros opacos y patios interiores, quedando desprovista de planta baja comercial o cualquier otro programa. Con la intención de no entrar en conflicto con propiedades privadas, el proyecto aprovecha el vacío para construir un edificio 'PLAZA' a diferentes alturas, manteniendo libre la planta baja y despejando la visión hacia el monumento. El nuevo edificio contrasta con el estilo clásico del 'Mole' y busca entrar en diálogo con él, sin llegar a competir como emblema de la ciudad.

El programa constructivo busca la máxima flexibilidad y adaptabilidad a las demandas de la ciudad, generando espacios distribuidos en diferentes alturas. El vacío se convierte en un escenario flexible para la ciudad.